La humedad ideal para guardar sus carruajes es de entre el 48 y el 52 por ciento. El termómetro para medir la temperatura y la humedad se debe colocar en una pared alejada de la puerta de entrada.
Si la cochera en la que guardamos nuestros carruajes se calienta, puede hacer que la humedad relativa sea muy baja (por debajo del 45 por ciento), haciendo que la madera del carruaje pierda su contenido de humedad y provocando una contracción que puede causar grietas en diferentes partes de nuestros coches de caballos (especialmente en los paneles). Además, si la madera se encoge mucho más que la pintura, la pintura puede abultarse y doblarse.
Una solución a estos problemas es mantener la temperatura baja y usar siempre un humidificador.
Cuando la humedad relativa es muy alta (más del 60 por ciento), la madera se puede expandir mucho más que la pintura y provocar también grietas. Otro problema que puede ocurrir en ambientes de alta humedad es el crecimiento del moho. Este se alimenta de las superficies pintadas y barnizadas, así como del cuero y telas. Una solución a estos problemas es usar un humidificador y un ventilador.
Una cochera sin calefacción con un sótano y un ático puede ser una instalación de almacenamiento ideal. Los carruajes se pueden almacenar en el nivel medio sobre un piso de madera, permitiendo, de esta manera, que la temperatura y los cambios de humedad sean más graduales. Recuerde que cualquier cambio dramático en la temperatura y la humedad puede hacer que los paneles del vehículo se agrieten.
Los ventiladores (extractores, de techo o de pared) pueden reducir las temperaturas y mejorar las condiciones ambientales para guardar los coches de caballos.
Finalmente, tenga en cuenta que las rejillas de ventilación de los extractores deben tener un filtro fino para evitar cualquier infiltración de insectos.